Por: Ana G.
Valenzuela Zapata y Marie-Sarita Gaytán*
La Jornada Ciencias
El género Agave es el más numeroso de la familia Agavaceae,
originaria de México y con usos ancestrales.
Las diversas especies han sido usadas para la obtención de fibras, jugos
derivados del raspado de tallos (aguamiel-pulque) y alimentos dulces de tallos
y hojas (cabezas-piñas) tatemadas. De
estos últimos se derivaron los mezcales, bebidas destiladas de alta
concentración alcohólica, después de la conquista. Los usos de agaves pulqueros
(magueyes) del centro de México, en una zona templada óptima para el
crecimiento de este tipo de especies fueron domesticados gracias a sus
características de suculencia, para aguamiel, pulque y
fibras.
Desafortunadamente, el mito de Mayahuel (diosa del maguey
pulquero) se tomó para los agaves mezcaleros del occidente de México, de los
cuales es imposible extraer jugos de las hojas y menos raspar sus tallos.
Por lo tanto, la Mayahuel para el tequila carece de evidencias históricas, de lógica
y de fundamentos. Sin embargo, fue tomado por los industriales del
tequila del decenio de los setentas (siglo XX), para apoyar la relación
ancestral indígena del tequila y a falta de otras investigaciones arqueológicas
e históricas en la región: Mayahuel se instaló en la historia tequilera.
Esta intención de ubicar a Mayahuel en la historia del
tequila, proviene de entre varias necesidades mercadológicas, de vacios de
información. Por ejemplo, pocas
investigaciones arqueológicas e históricas en el occidente de México que
actualmente se han intensificado en los Guachimontones y segunda la baja
indagación sobre las diferencias entre las plantas del género Agave, numeroso y
de usos totalmente especializados según grupos y regiones.
Una tercera posibilidad se debe a la necesidad de hacer una
salida pragmática para los curiosos fans y la publicidad del tequila y afianzar
una idea de larga tradición del uso del agave azul para una bebida alcohólica
con una deidad ex professo construida
por los aztecas, sin mencionar los casos de los códices zapotecas.
Con ello, se confunden las historias del tequila y el
pulque, las especies de agave y por otra parte se margina al aguamiel de su
verdadera historia y de su posición inicial como bebida mexicana por
excelencia.
Mayahuel madre
lactante
Según la leyenda, una noche Ehécatl-Quetzalcóatl, el viento
cósmico, viajó al cielo para visitar a la joven virgen, Mayahuel. Mientras
dormía Mayahuel a lado de sus dos hermanas y abuela (una Tzitzimime o demonio
de estrellas), Quetzalcóatl le susurró al oído y le convenció a bajar a la
tierra para convertirse juntos en un árbol de dos ramas. Cuando se despertó su
abuela y vio que Mayahuel ya no estaba, viajó a la tierra con un grupo de
demonios para encontrar a su nieta. Al encontrar el árbol donde se habían unido
la pareja, la abuela de Mayahuel rompió las ramas y se la dio a los demonios
para comer. Después de irse, Quetzalcóatl rescató unos restos del cuerpo
de Mayahuel y los quemó. De estos restos creció el primer agave.
Los huesos de Mayahuel botánicamente pueden referirse a los rizomas, tallos
modificados subterráneos que quedan bajo el suelo y aun cuando las plantas
madres son cosechadas o terminan su ciclo, de estos órganos emergen nuevos
vástagos.
Como una diosa lunar, a Mayahuel se le representa con 400
tetas que usa para nutrir a los humanos con su blanco pulque lechoso. En
las culturas indígenas, el patrimonio celestial del agave está asociado con
"lo femenino, la fecundad, el agua, la lluvia, la vegetación y sus ciclos". El Agave, siendo una planta formada durante
el encuentro terrestre de una diosa fue celebrado como la parte terrestre del
símbolo de la luna. La
luna y su relación con el agave desempeñaron un papel importante para las
civilizaciones Mesoamericanas. Benítez (2000) lo describe así:
Al apoderarse los indios de a las virtudes de la luna como
sus propias virtudes, construyeron un modelo que constituía el patrón de donde
se derivaba toda acción humana trascendente... Los poderes sagrados de la luna
hallaron su perfecta expresión en el maguey (agave).
Incluso el nombre “México” viene del Náhuatl, metzli (luna)
y xictli (ombligo) y co (lugar). Sin embargo, algunos han sugerido vínculos
etimológicos aún más fuertes, diciéndo que “México” viene de la palabra Náhuatl Me
xixtl co, donde Metl se refiere directamente a la asociación del maguey con la luna. Entonces, dependiendo de la
fuente, México significa o “Lugar en el ombligo de la luna” o “lugar en el
ombligo del maguey”.
Historia
adulterada de Mayahuel en el tequila
En resumen, la historia de Mayahuel ha sido bien explotada e
insertada en la cultura tequilera, como la contraparte del ideal
femenino-masculino. La Muestra de Cine Internacional en Guadalajara
establecida en las últimas dos décadas por la Universidad de Guadalajara, ha
incurrido en la misma simbología con el premio Mayahuel para la mejor película
del festival y la
Academia Nacional del Tequila también tiene un premio
“Mayahuel” para los mejores tequilas del año. Más allá del mito de la
diosa lactante sin vinculación con el tequila, que nació como una necesidad de
integrar lo indígena-femenino al imaginario mestizo-masculino.
Junto con el mariachi y los charros, el tequila es unos de
los productos e íconos mexicanos más reconocido en el mercado mundial. Sin
embargo, en los dos primeros ejemplos de íconos mexicanos, contamos con
presencia femenina indiscutible, mariachis de y con mujeres y escaramuzas.
¿Donde están las mujeres del tequila?
Desde el 2006 realizamos una investigación que busca responder
a esta pregunta al documentar la participación de mujeres en la cultura e
industria del tequila, destacando sus persistentes contribuciones a uno de los
productos más importantes de México. Aunque académicos, inclusive biólogos,
economistas, historiadores y sociólogos han descrito los orígenes del tequila y
su significado en la sociedad mexicana, aún no se ha escrito sobre el papel de
las mujeres en la evolución y desarrollo de la cultura e industria del tequila.
De hecho, es tan común no mencionar la participación de mujeres en el entorno
de tequila que una de las publicaciones más importantes sobre el tema se
titula, La historia del tequila, de sus
regiones y sus hombres (Luna, 1991) que les omite por completo. Nuestro
trabajo busca interrumpir esta narrativa.
A partir del mito de Mayahuel, la diosa del maguey pulquero
se ha explotado una imagen y una leyenda acerca del agave azul y el tequila:
ella, lo femenino, es la planta, y él, lo masculino, es el tequila. Entonces,
como muchas historias sobre la nación mexicana, el mito de Mayahuel funciona
como una metáfora que enfatiza al papel de mujeres como “madre” o parte
esencial de la
naturaleza. Además,
el papel mítico de Mayahuel demuestra una paradoja en la representación de
mujeres: están imprescindibles en el patrimonio cultural de la industria, pero
están en los márgenes de la evolución y organización de la industria
actualmente. Como consecuencia, la invisibilidad de las mujeres les despoja de
su desempeño y promueve una memoria colectiva de tequila y la nación en sí,
pero más masculinizada.
*Investigadoras
de la Universidad de Guadalajara y la Universidad de California, Santa Cruz.